Disciplinar significa enseñar (la
palabra disciplina viene de discípulo, estudiante, el que aprende) Es preparar
a nuestros hijos para la vida, no controlar la vida de nuestros niños
Papeles de los Padres:
- Maestro
(te enseño lo que sé)
- Testigo
(estoy aquí)
- Espejo
(te veo, te escucho)
- Guía
(te muestro un camino)
- Entrenador
(te preparo para que estés listo)
Estilos Disciplinarios:
- Sargento-pared
de ladrillo (controlador, rígido, duro, no hay diálogo, el niño sólo sigue
órdenes)
- Helicóptero
de rescate-gelatina (sin límites o consecuencias, el niño no aprende a
seguir reglas)
- Consultor-espina
dorsal (reglas y consecuencias razonables y flexibles, el niño aprende a
pensar)
Lecciones a Enseñar:
- Tomar
decisiones
- Resolver
problemas
- Cuidado
personal
- Dominio
propio
- Manejo
del estrés
- Manejo
de la ira
- Pedir
ayuda
Ideas a Recordar:
- Enfatizar
lo positivo
- Dar
a escoger entre opciones aceptables
- Estimular
para mejorar, no para que sean perfectos
- Evitar
el comparar a nuestros hijos con otros
- Reconocer
y aplaudir el esfuerzo, no sólo el resultado
- Los
errores no son fracasos, pero su costo aumenta con el pasar del tiempo
- Al
señalar con el dedo, el índice apunta hacia el otro, pero tres dedos
apuntan a uno mismo
La Ciencia de la
Disciplina
Marisol Muñoz-Kiehne, Ph.D.
La Disciplina es una ciencia: A
conciencia, con paciencia y consistencia
A Conciencia:
- Pensar
antes de actuar
- Enseñar
con nuestro ejemplo
- Modelar
actitudes y comportamientos (practicar lo que predicamos)
- Descubrir
qué necesidades está comunicando el joven con su comportamiento
- Escoger
las batallas a enfrentar
Con Paciencia:
- Responder,
no reaccionar
- Ejercer
autoridad sin violencia
- Aprender
a ignorar lo no importante
- Manejar
nuestra ira y frustración apropiadamente
- Evitar
conductas humillantes o abusivas
Y Consistencia:
- Establecer
normas específicas y razonables
- Dar
consecuencias naturales o lógicas
Cómo Disciplinar a los Niños con Amor
y Límites
Por Marisol Muñoz-Kiehne, Ph.D y RonaRenner, RN
Cuando los padres de familia hablan
sobre disciplinar a sus niños, a menudo se refieren a castigarlos. A lo que nos
referimos aquí al hablar de disciplina es a enseñar a los niños lo correcto de
lo incorrecto, de una manera respetuosa y efectiva. El método a utilizar
dependerá de su propia experiencia y de la edad y conducta de sus niños. Los
niños aprenderán a manejar sus emociones y resolver sus conflictos observándole
a usted, así que mantenga la calma, y piense en lo que necesitan sus niños.
He aquí unas guías disciplinarias:
Establezca normas y expectativas claras. Comunique claramente lo que
quiere decir, y no diga lo que no esté dispuesto a cumplir. Si es hora de irse
del parque, no amenace a los niños a dejarlos allí. Anuncie la hora de partida
con 5 minutos por anticipado, y llévese a los niños a la hora indicada, aún si
se quejan.
Demuestre que acepta las emociones y
los deseos de sus niños. “Veo que estás triste por no poder ir a la escuela
con tu hermano. Pensemos en lo que haremos cuando regrese a casa.”
Implemente consecuencias razonables
por el mal comportamiento, y reconocimiento por el buen comportamiento de sus
niños. Cuando su hijo moleste a su hermanita, retírelo a otra habitación por
un tiempo determinado. Cuando la trate bien, déjele saber lo mucho que aprecia
esta conducta.
No espere más de sus niños de lo que
ellos son capaces de hacer. En lugar de enojarse con sus pequeños por estar
inquietos en la tienda, pídales que le ayuden a seleccionar las frutas y las
verduras, y a contarlas. Las salidas a hacer mandados deben ser breves.
Presente un frente unido con su
pareja y otros encargados de sus niños. Si le permite a sus niños una hora
de ver TV diaria, asegúrese de que los demás adultos implementen esta norma. Si
sus niños tienen berrinches a la hora de apagar la TV, considere eliminar el
privilegio de ver TV el día siguiente.
No implemente consecuencias negativas
cuando esté enojado. Si sus adolescentes le hablan groseramente y usted empieza a enojarse,
cálmese antes de decidir qué consecuencia impartirá. Enojado puede reaccionar
exageradamente.
Si el mal comportamiento de sus niños
aumenta, escuche, observe, y reflexione sobre lo que puede estar sucediendo. A veces la
conducta de los niños es una manifestación de estrés, temor, u otras emociones.
Comparta tiempos divertidos con sus niños, y provéales de un entorno seguro con
rutinas, amor, y límites.
El Acoso Infantil
Por Marisol Muñoz-Kiehne, PhD
¿Qué es el acoso entre los niños?
Acoso es cuando un niño o grupo de niños trata deliberadamente de
controlar a otros, sea verbal, emocional, o físicamente. Se manifiesta mediante
amenazas o agresión física, la exclusión de juegos y actividades, las burlas, y
los insultos por apariencia física o raza. El acoso entre niñas tiende a ser
verbal, con palabras que lastiman, mientras que los varones demuestran más
acoso físico (empujones, golpes).
¿Cuál es la diferencia entre los conflictos y el acoso?
En un conflicto, los niños compiten
intentando “ganar,” y las emociones de ambas partes lucen alteradas. En
situaciones de acoso, el intimidador parece sentirse calmado y en control, mientras
que la víctima muestra angustia o temor.
¿Cuál es la diferencia entre el juego agresivo y el acoso?
Algunos niños juegan de maneras bruscas o toscas que pueden intimidar o
lastimar a otros niños sin ser ésta su intención. Muchas veces están copiando
lo que han visto a su alrededor o en la televisión, ¡hasta en algunas
caricaturas!
Dado el pensamiento egocéntrico de los niños pequeños, a menudo no se percatan
de cómo impacta su conducta a los demás. El juego agresivo se considera
intimidación cuando, a propósito, el niño domina o controla a otros, sea
verbal, emocional, o físicamente.
Los niños que juegan de maneras agresivas pueden desarrollar una reputación
negativa. Es importante enseñar a los niños que tienden a ser agresivos al
jugar a jugar de maneras activas que no lastiman los cuerpos ni los
sentimientos de los otros niños.
¿Qué tan común es?
Lamentablemente, el acoso es bastante frecuente: cientos de miles de niños son
hostigados cada día. El acoso es la forma más común de violencia en nuestra
sociedad. Aunque se manifieste a menudo y a través de los diversos grupos
sociales y económicos, la intimidación no es una parte normal de la niñez.
¿Qué causa el acoso entre los niños?
Los niños que acosan muchas veces desean que se les vea y reconozca. Buscando
atención, hostigan a otros para sentirse más poderosos y fuertes. A veces los
niños intimidan cuando sienten celos o envidia, o por haber sido víctimas o
testigos de maltrato. Los niños aprenden de los adultos si el acoso es
aceptable o no, por lo que tiende a propagarse en entornos con poca supervisión
y disciplina inconsistente.
¿Qué consecuencias sufren las víctimas de acoso en la niñez?
El acoso acarrea consecuencias negativas, a las víctimas, a quienes intimidan,
y a los testigos. De hecho, puede impactar el clima de la guardería, la escuela
o el vecindario, causando que los niños se sientan seguros donde viven o donde
van a aprender. El acoso ocasiona consecuencias a corto y a largo plazo para la
víctima, tales como: que se sientan indefensos, asustados, o avergonzados, que
desarrollen ansiedades o depresión precipitadas por el estrés, o que actúen
destructivamente hacia sí mismos o de maneras agresivas hacia los demás.
¿Qué consecuencias sufren los niños que acosan?
Sin los adultos no intervienen, algunas consecuencias que enfrentan los niños
que intimidan son: ser rechazados por sus compañeros, limitarse el progreso de
su aprendizaje y de sus destrezas sociales, y que aumente su agresividad.
¿Qué consecuencias sufren los niños que presencian el acoso?
Los testigos de la intimidación pueden sentirse inseguros, ansiosos y temerosos
de que también serán acosados. Pueden sentirse confundidos, sin saber cómo
reaccionar. Pueden sentirse culpables por no poder parar la intimidación. Los
testigos el hostigamiento deben ser alentados a reportar todo acto de
intimidación.
¿Cuándo debemos intervenir los adultos?
No hay por qué esperar; la agresión es un asunto serio, meritorio de atención e
intervención temprana con la participación de los involucrados en la crianza
del niño en la guardería y en el hogar. Por el bien del niño agresivo, y de los
otros niños presentes, los adultos deben hacer lo posible para entender por qué
lo hace, y para que cese la agresión.
Aunque algunos niños tienen temperamentos más dominantes que otros, el acoso es
una conducta aprendida. Mientras más se tolera la conducta intimidante, más
difícil es eliminarla. Los niños desarrollan reputación de intimidadores desde
los años preescolares. El enseñarles maneras de relacionarse sin intimidar o
agredir es una responsabilidad compartida entre los adultos importantes en su
vida.
¿Deben hablar los padres de los acosados y los agresores?
Depende de las circunstancias y de cómo se hace el acercamiento. Los padres
pueden conversar entre sí con una tercera persona, tal como una maestra como
intermediaria. De cualquier manera, es importante que los niños se sientan
cómodos contándole a sus padres si están siendo intimidados.
¿Debemos alentar a los niños a defenderse?
Es importante que los niños aprendan a protegerse, y a procurar ayuda cuando la
necesiten. Debemos alentarles y enseñarles a hacerse afirmativos y
auto-suficientes. Los niños deben conocer y defender sus derechos, saber
resistir, decir "No," y retirarse de situaciones peligrosas. Ante el
acoso o provocación, deben aprender a responder de manera afirmativa, ni
pasiva, ni agresiva.
¿Cómo prevenir el acoso entre niños?
- Supervisar
a los niños en todo momento.
- Asegurarse
de que sientan que son importantes y que valoramos su presencia.
- Servir
de buen ejemplo demostrando empatía, respeto y compañerismo en nuestras
relaciones.
- Elogiar
los niños cuando muestran conductas amables, compasivas, y justas.
- Establecer
normas y límites claros para las conductas aceptables.
- Implementar
un sistema disciplinario razonable y consistente.
- Hacer
cumplir consecuencias apropiadas para las conductas intimidantes.
- Cultivar
la inteligencia emocional de los niños (identificar y expresar
sentimientos sanamente).
- Enseñarles
maneras de resolver conflictos y de manejar su enojo y frustración.
- Evitar
exponerlos a personas, lugares, y situaciones que demuestran maltrato,
intimidación, u otras formas de violencia.
¿Cómo prevenir el acoso entre hermanos?
- Los
conflictos entre hermanos son inevitables y hasta pueden ser beneficiosos,
pero la intimidación debe evitarse, ya que es perjudicial para todos.
- La
prevención de la intimidación toma tiempo y atención, pues consiste en
ayudar al que intimida a conseguir lo que quiere de maneras aceptables, y
ayudar al intimidado a responder de maneras no pasivas ni agresivas, sino
afirmativas.
- Mediante
nuestro ejemplo, los padres podemos enseñarle a los niños a expresar lo
que sienten y lo que quieren respetando los sentimientos y deseos de los
demás.
- Propiciar
en el hogar un ambiente seguro en el que se practica y recompensa el trato
amable.
- Hacer
todo lo posible por que todos los hijos se sientan importantes y queridos,
afirmando la personalidad y talentos de cada cual.
- Enseñar,
estimular, reconocer, y premiar los comportamientos cooperativos,
solidarios, y respetuosos.
- Enseñarle
a los niños a compartir y a jugar con compañerismo.
- Establecer
reglas específicas de convivencia en el hogar- ponerlas por escrito como
recordatorio.
- Sugerirle
a los niños posibles maneras de negociar y llegar a acuerdos justos.
- Evitar
la intimidación, inclusive el uso del sarcasmo, la burla y la coerción al
disciplinar a los niños.
- Evitar
el favoritismo y el comparar a los hermanitos, pues acentúa la competencia
entre ellos.
- Educar
a los niños para que reconozcan situaciones de intimidación y respondan a
ellas directamente o pidiendo ayuda.
¿Cómo motivar la conducta afirmativa en vez de la agresiva?
- Enseñarles
destrezas sociales para conducirse de manera afirmativa (no pasiva, ni
agresiva).
- Usar
muñecos o marionetas para simular situaciones intimidantes y practicar
respuestas apropiadas.
- Practicar
decir “No” y “Para” de manera clara y firme.
- Practicar
hablar con mensajes que comienzan con “Yo:” (Yo me siento… Yo quiero… Yo
voy a…).
- Practicar
buenos modales (Por favor, Gracias, Lo siento).
- Practicar
el ignorar o retirarse ante conductas intimidantes.
- Practicar
destrezas del manejo del estrés y del enojo (contar, cantar, respirar).
- Practicar
destrezas de resolución de conflictos (tomar turnos, compartir, negociar).
- Enseñarles
a buscar ayuda cuando la necesiten.
¿Cómo ayudar a las víctimas del acoso?
- Propiciar un ambiente de confianza en el cual se nos acerquen para
contarnos sobre cualquier conflicto.
- Consolarles
y comunicarles que no vamos a tolerar ninguna agresión.
- Usar
juegos o dramatización para representar los incidentes sospechosos.
- Enseñarles
a hacer valer sus derechos.
- Practicar
respuestas positivas y humorísticas ante situaciones intimidantes.
- Alentarles
a desarrollar amistades y mejores relaciones con sus compañeros.
¿Importa el ejemplo de los adultos?
¡Es esencial sentar un buen ejemplo, y no "predicar la moral en
calzoncillos"! Los niños observan, escuchan, e imitan lo que hacen los
adultos. Los adultos sirven de modelo a los niños de cómo expresar emociones,
relacionarse con otros, y resolver conflictos.
Podemos utilizar las tareas cotidianas (programas de TV, paseos) para conversar
sobre los beneficios de las conductas amables, y lo perjudicial de las
conductas agresivas. Debemos mostrarles cómo respetar y tolerar personas con
ideas diferentes a las nuestras. Tenemos que enseñarles a resolver conflictos
sin violencia.
Como bien lo dijo Octavio Paz, "Entre los individuos como entre las
naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz."
Comprendiendo y Manejando el
Temperamento y Personalidad de Nuestros Niños
Por Marisol Muñoz-Kiehne, PhD
“Cada loco con su tema, para los gustos se hicieron los colores, cada
cabeza es un mundo, pues todos somos distintos, como los dedos de la mano.”
Lupe: Comadre, no sé qué tiene, o qué le pasa a Lupita, es tan tranquila
y callada, y se espanta de todo lo que no conoce. Su hermano Luisito no se está
quieto ni deja de hablar, y busca amistad con cualquier desconocido…
Marta: Yo creo que no debes compararlos. Lupita siempre ha sido
reservada y cuidadosa; es parte de su personalidad y no le haría bien obligarla
a ser quien no es. Yo de niña odiaba que me compararan con mi hermana o mis
primos.
Lupe: Tienes razón, pero me preocupa cómo le irá cuando empiece la
escuela… ¿Crees que la debo llevar con un especialista?
Marta: Yo diría que Lupita es más callada y tranquila que su hermano o
tú, pero me luce que es una niña sanita y feliz. Para asegurarte, ¿qué tal si
le hablas a su pediatra a ver qué dice?
Lupe: Buena idea, tal vez quien necesite la consulta soy yo, para
aprender a entender a mi niña.
Tanto los niños como los adultos tenemos distintos temperamentos, y es
provechoso aprender a sacarle partido a cada personalidad. Nuestros niños
vienen a este mundo con un estilo propio particular. El temperamento es la
manera natural con que los seres humanos interactuamos con el entorno, es
nuestra forma de ser y de desenvolvernos. El temperamento de cada cual es
innato, probablemente heredado, e incluye la habilidad para adaptarnos, el
estado de ánimo, la intensidad, el nivel de actividad, y la regularidad.
Para conocer el temperamento de nuestros niños, observémoslos, escuchémoslos, y
notemos sus tendencias a la hora de comer, dormir, y enfrentar personas y situaciones
nuevas. Las personas somos más o menos regulares o irregulares en cuanto al
hambre y al sueño, más o menos tranquilos o activos, más o menos calmados o
irritables, más o menos cautelosos o arriesgados, más o menos solitarios o
sociales, más o menos flexibles o rígidos al encarar novedad y cambios.
El temperamento es una de las bases del comportamiento infantil. Por ejemplo,
al ver un animal grande, un pequeño puede espantarse, llorar y esconderse. Otro
puede mostrar interés, pero actuar con cautela. Y otro tal vez trate de jugar
con el animal de inmediato, sin temor alguno.
El temperamento de muchos niños puede describirse como flexible, adaptable y
relajado, mientras que otros de temperamento intenso y reactivo requieren mucha
atención. Existe una gran variedad de lo que se considera normal. No importa la
personalidad de nuestros niños, debemos identificar y respetar su temperamento,
y aceptar a cada uno tal cual es, para apoyar su crecimiento, su confianza en
sí mismo y sus habilidades y talentos.
Para sacarle partido a cada personalidad, conozcamos el temperamento de
nuestros niños y el nuestro, para así promover el bienestar de cada niño, y la
armonía familiar.
Recomendaciones:
1. Observemos atentamente a cada uno de nuestros niños según crece, para
conocerle mejor y descubrir sus inclinaciones y tendencias, intereses y
preferencias.
2. Respetemos y hagamos respetar la personalidad natural de cada uno de
nuestros niños.
3. Recordemos que no existen temperamentos superiores o inferiores, mas sí hay
mejores o peores maneras de manejarlos.
4. Evitemos imponernos injustamente cuando nuestro propio temperamento es
diferente al de nuestros niños.
5. Seamos particularmente pacientes y alentadores con nuestros niños reservados
y tímidos.
6. Seamos especialmente claros y cuidadosos con nuestros niños osados y
atrevidos.
7. Recordemos que para todo temperamento aplican las 4 “C” de la crianza:
calma, caricias, conciencia, y consistencia.
8. No olvidemos que, sea como sea el temperamento de nuestros niños, cada uno
necesita las 4 “A”: apreciación, atención, apoyo y amor.
9. Procuremos orientación profesional de terapeutas y educadores cuando nuestro
temperamento y el de nuestros niños entran en conflicto, interfiriendo con la
crianza y el desarrollo de nuestra relación con ellos.
Como dijo hace siglos un sabio filósofo griego, “conócete a ti mismo.” Y
observemos y escuchemos atentamente a cada uno de nuestros niños para
conocerlos y entenderlos a ellos. Respetemos y hagamos respetar la personalidad
de cada cual, y así fomentaremos crecimiento y desenvolvimiento de todos
nuestros niños.
Marisol Muñoz-Kiehne, Ph.D.